Lesiones tendinosas
Los tendones son estructuras fibrosas que unen los vientres musculares a los huesos. Según sus requerimientos mecánicos y su localización tienen formas y tamaños muy variados. Algunos son largos y cilíndricos, otros son planos y gruesos. Otros, en las inserciones de los músculos planos, son muy delgados y se confunden con otros tendones que se encuentran en distintos planos y se llaman aponeurosis.
El tendón está constituido por fascículos de fibras que se disponen paralelas a las fuerzas de tensión y se unen al hueso por medio de un tejido fibrocartilaginoso. Es una unión completa y en los arrancamientos casi nunca se rompe el tendón, por el contrario, arranca una porción de hueso.
El tendón es poco elástico, pues deben transmitir el cambio de longitud del músculo para mover las articulaciones. Los tendones cilíndricos largos se deslizan por correderas para poder cumplir con su función, esto hace que ante cualquier lesión tendinosa se deba preservar la función de deslizamiento y evitar tratamientos que produzcan adherencias o que aumenten el volumen del tendón o de la corredera por donde debe deslizarse.
En los puntos de fricción el tendón está protegido del desgaste y del deshilachamiento por una envoltura, vaina, sinovial lubricada que facilita el deslizamiento y sirven como abrazaderas para mantener unido el tendón al esqueleto y que puedan cumplir su función mecánica. Los tendones o las zonas de los tendones que carecen de vaina están envueltos por una membrana de tejido conectivo laxo que se conoce como paratenon.
En las heridas de los tendones producidas con instrumentos cortantes, se pueden seccionar los tendones y, además, asociarse lesiones nerviosas.
La rotura de un tendón se producen por una contracción muscular, en la unión mio-tendinosa. Muchas veces son incompletas y aunque es un proceso traumático, en la mayoría de los casos se deben a un tendón deteriorado o falto de elasticidad. Si el tendón no se rompe, una contracción brusca puede provocar un arrancamiento.
Las roturas pueden ser espontáneas, en tendones degenerados, después de los 40 años. En deportistas las roturas espontáneas de los tendones se han relacionado con las infiltraciones directas sobre el tendón. Son frecuentes las roturas del tendón de Aquiles y de los músculos delgado plantar, bíceps braquial, supraespinoso y extensor largo del pulgar, entre otras.
Patología tendinosa
Tendinitis
La inflamación de un tendón se produce frecuentemente por una solicitación mecánica repetida que se manifiesta con los signos clásicos de la inflamación: dolor, calor, rubor, tumor e impotencia funcional. La inflamación de la vaina tiene lugar en las enfermedades reumáticas, aunque también puede ser traumática o infecciosa.
Lesiones crónicas de los tendones, la tendinosis.
Una tensión repetida sobre un tendón puede provocar una respuesta inadecuada en su estructura que lleva a un debilitamiento del tendón que acabará produciendo una rotura por fatiga. Estas lesiones se producen por repetición de movimientos en un tendón que no trabaja en las mejores condiciones y que sufre, siendo incapaz de adaptarse a la magnitud de la tensión. El tendón se altera progresivamente y cada vez está menos capacitado para defenderse de las solicitaciones mecánicas.
Se habla de tendinitis, ante una degeneración del tendón con lesión vascular y respuesta inflamatoria mientras que la tendinosis es una degeneración no inflamatoria en determinadas zonas del tendón.
En la tendinosis hay un predominio de las lesiones degenerativas sin evidencia de respuesta aguda ni inflamatoria, ni de reparación o regeneración ni tampoco de remodelación con muerte celular y son más frecuentes que las tendinitis.
En la etiología de estas lesiones intervienen factores externos, como son una cinemática alterada por un desequilibrio muscular, una técnica deportiva inapropiada, un cambio de superficie de apoyo o un calzado en mal estado o por una compresión anatómica. También influyen factores intrínsecos, como las infiltraciones previas, las condiciones locales y la edad. En estas lesiones intervienen la amplitud, la frecuencia, la dirección y la velocidad de la carga y, es importante la respuesta del tendón para volver a su situación original.
Tendinopatias de inserción
La inserción del tendón en el hueso puede ocasionar procesos dolorosos, de causa desconocida, con reacción inflamatoria e incapacitante. En este grupo de patologías se engloban procesos muy frecuentes en el deporte.
Luxaciones tendinosas
Los tendones discurren por desfiladeros o correderas, óseas, fibrosas u osteofibrosas. En ocasiones por un traumatismo, proceso inflamatorio o alteración de los ejes, estos sistemas se pueden ver dañados y el tendón se luxa de su recorrido anatómico, modificando su función. En las luxaciones tendinosas, el tendón abandona su lecho y precisan ser colocados y reforzados en el mismo.
Las luxaciones más frecuentes son la de los tendones peroneos laterales, la de los tendones extensores de los dedos de la mano y del tendón extensor largo del pulgar.
Técnicas quirúrgicas
Ante toda herida superficial o cutánea se debe explorar la función de los tendones. En un tendón seccionado, el cabo unido al músculo se retrae y esto impide su reparación. Por ello, hay que unir los cabos seccionados con tratamiento conservador, con un yeso colocando la extremidad en posición adecuada para relajar el músculo y aproximar los cabos tendinosos, o quirúrgicamente, suturando el tendón lesionado.
Sobre los tendones se puede actuar de maneras muy distintas, la tenosinovectomía elimina la vaina tendinosa en procesos inflamatorios. Por su parte, una tenotomía secciona el tendón por retracción, mientras que la tenolisis libera el tendón de adherencias por una infección, traumatismo o cirugías previas. La tenorrafia es suturar un tendón por roturas espontáneas o por secciones quirúrgicas y traumáticas.
Sin embargo, la complicación más frecuente en las intervenciones tendinosas son las adherencias como consecuencia del propio proceso de reparación. Se consideran patológicas cuando persisten y producen alteraciones funcionales en la movilidad de una articulación.
La reparación de los tendones se puede hacer por sutura directa, cuando se aproximan los cabos del tendón sin producir tensión. Cuando no es posible, se recurre a los injertos tendinosos. Evidentemente una sutura término-terminal presenta menos problemas y ofrece mejores resultados funcionales y si se hace con precaución evita la desvascularización del tendón.
Las suturas tendinosas pueden ser superficiales o intratendinosas y se requiere una inmovilización adecuada durante el tiempo indicado. Siempre que sea posible se debe procurar una movilización pasiva precoz después de la cirugía para evitar la formación de adherencias.
En la cirugía tendinosa, cuando no hay una rotura tendinosa, hay otras técnicas quirúrgicas que pueden estar indicadas como son las trasposiciones tendinosas, cuando un músculo lesionado puede ser sustituido funcionalmente por otro o la elongación tendinosa, cuando hay una retracción muscular. Estas técnicas no son frecuentes en la patología deportiva.
De mayor interés para el deporte, son las reinserciones en los casos de arrancamientos de las inserciones musculares, fijando el hueso arrancado e inmovilizando en una posición relajada.
La cirugía tendinosa debe lograr reconstrucciones anatómicas para evitar que la reparación de los ligamentos produzca alteraciones mecánicas en la movilidad articular.